Son las tres de la madrugada. He cerrado la ventana, pero no puedo dormir. Tuve que elegir entre la marea insoportable del continuo ruido provocado por los ebrios ciudadanos que no distinguen el día de la noche, o el calor que ha ido invadiendo mi hogar durante el día.
Lo del calor podría solucionarlo instalando aire acondicionado; pero nada puedo hacer para evitar los ruidos, pues cerrando todo a cal y canto, solo consigo amortiguar los ruidos provocados por las incívicas personas que no respetan a los demás; pero de lo que no puedo librarme es de los rugidos explosivos de algunas motos. Considero que esta transgresión acústica en una descarada agresión que se cuela hasta las estancias más íntimas de los hogares de los pacíficos ciudadanos de Sant Cugat.
Señor alcalde, le pido protección ante una agresión tan evidente. Supongo que algo podrá hacer.
¿La policía local no puede actuar, de oficio, (sin necesidad de llamarles) cuando estas motos se pasean, impunemente, por nuestras calles; lo mismo que actúa cuando aparcamos en un lugar no permitido?
¿No se podrían incluir la prohibición de estos insoportables ruidos, en los múltiples carteles que se han puesto anunciando las Zonas de Baja Emisión, junto a las cámaras de videovigilancia?
¿Cómo solucionamos esto…, señor alcalde?
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