La mirada en el temps: En record de la Carmen

Buenos días Carmen, leo con atención que has iniciado tu último recorrido del final de tu camino y ello me llena de tristeza y resignación.

Tristeza por lo que representa de alejamiento, lo cual me provoca un gran vacío interior. Resignación porque aunque tu partida últimamente era previsible, siempre mantuve hasta el final l’esperanza de tu recuperación. Hoy no obstante he de lamentar tu ausencia. Lo cual me produce un amargo sentimiento que solo seré capaz de superar sabiendo del amor que sentías por Sant Cugat...

Te deseo de todo corazón, Carmen, que allí donde vayas sigas llenando con tu personalidad el hueco que dejas detrás de ti. Y si me lo permites sugerirte nuevas aventuras y satisfacciones. Tal vez podrías llegar a crear donde estés el nuevo Mesón. Dinos que es cierto, y te apoyaremos desde la distancia. Podrías empezar por capitanear una nueva escudería. Experiencia tienes, y piña también. Piensa en los que han llegado antes que tú y que están esperando instrucciones. Estoy seguro que tan pronto como sepan de tus intenciones ocuparan los primeros puestos de la lista. Que por cierto empieza a ser larga. Te recuerdo algunos nombres; el Mariano, el Vale, el Paco, tu misma...y de clientela toda la que quieras. Sobre todo intelectuales, artistas, escritores, músicos, políticos... Un nuevo Mesón es posible. Maxime cuando la casualidad ha querido que tu partida coincidiese con el final del Mesón de tus recuerdos. Amb la Carmen ens unia un sentiment de bona amistat, i això que ens veiem poc. Però poc amb ella era sempre motenir-nos al seu costat, li feia sentir-se estimada. Recordo com tractava a les que ella en deia mis niñas de las monjas, o als seus intel·lectuals, els tertulians, els esportistes, a tots ens veia i ens tractava com a fills seus. Descansa en pau, Carmen.

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